La Hora Tinta – Colectivo Artístico presenta una obra audiovisual colectiva de 10 movimientos en homenaje al nacimiento de Marcel Duchamp. Participan: Fabrizzio Yabar (“Santa Gioconda”), Cristian Dávila (“Inti”), Edwar Garcés (“Máquina Duchamp”), Gustavo Fernández (“Tatlin Grinder”), Daniela Farfán (“Ensayos sin número”), Andrea Flores (“Trompushka”), Paolo Vigo (“Pachamama 2021”), Lennin Vásquez (“Vestigios de un paisaje”), Elvis Mena (“En busca de los mega constructores”), Edson Chacón. (“LHOOQ”). Intro, edición y curaduría: Vera Tyuleneva.
Este 28 de julio el calendario marca el Bicentenario de la Independencia del Perú. “No hay nada que celebrar” se ha vuelto en estas fechas un refrán casi tan común como la escarapela. Pero, buscando bien, para celebrar siempre se encuentra un motivo.
El 28 de julio de 1887 nació Marcel Duchamp, artista y personaje que atravesó el siglo XX envuelto en un manto tejido de escándalos, irreverencias y exabruptos y, a pesar de todas las pedradas recibidas, culminó su vertiginosa carrera rejuvenecido y perennizado. Mientras Picasso, Matisse y otros insurrectos acomodados afianzaban y amistaban a los nuevos mercados artísticos de los que hoy cosechamos las consecuencias, Duchamp y los dadaístas estiraron, erosionaron y al final reventaron los límites del arte y sus modos de existencia en la sociedad.
En 1917 Europa convulsionaba en los incendios bélicos y revolucionarios; el mismo año en la pujante y pacífica ciudad de Nueva York se cocinaba otra revolución, mucho menos visible. Fue fundada la Sociedad de Artistas Independientes, en la que Duchamp tomó activa participación. Bajo el signo de la libertad e inclusión, la Sociedad organizó una mega exposición con más de dos mil obras, en la que supuestamente podía participar cualquiera pagando una modesta cuota de inscripción. Tentando los límites de lo independiente, Duchamp presentó bajo el seudónimo R.Mutt su célebre urinario ready-made, titulado “Fuente”. La pieza fue rechazada por la organización de la presuntamente libre, abierta y tolerante muestra. Duchamp, quien hasta aquel momento formaba parte de la directiva de la Sociedad, dimitió como acto de protesta contra la censura.
Cuenta el anecdotario que décadas más tarde Duchamp dijo: “Les arrojé a la cabeza un urinario como provocación y ahora resulta que admiran su belleza estética”. Por cierto, la “Fuente” alzó vuelo y sigue dando vueltas hasta el día de hoy en la órbita terrestre. Sus numerosas réplicas hechas por encargo adornan salas de grandes museos. En 2004 fue declarada la obra de arte más influyente del siglo XX por votación de más de 500 especialistas de renombre. Los furiosos embates de sus detractores siguen contribuyendo incesantemente a su fama. Se quiera o no, la hagiografía de Duchamp está inscrita con tinta indeleble en la Leyenda Dorada del arte, aquel pisado, maldecido y martirizado arte que él y sus camaradas tantas veces masacraron sin piedad.
Este 28 de julio, fecha en la que necesitamos desesperadamente una Independencia que celebrar, celebremos el Día de San Duchamp, Patrono del Arte Contemporáneo, Santo de los Independientes. Y de paso hagámonos una vez más la trillada pregunta: ¿Qué significa y en qué consiste el ser verdaderamente independiente?
Aquí pueden ver la colección de diez micro piezas audiovisuales, una humilde ofrenda del colectivo La Hora Tinta a San Duchamp en su día. Algunas de ellas contienen citas literales, o plagios creativos, de sus obras. Otras están libremente inspiradas en el espíritu duchampeano.
Disfruten. Salud. Amen.
Vera Tyuleneva, Cusco, julio 2021